Memories [LIBRE ]

Una nueva ciudad, un nuevo comienzo...Esos eran los pensamientos que siempre cruzaban su mente cuando llegaba a un lugar por primera vez.
Su vida como trotamundos no era cómoda, yendo de aquí a allá, haciendo trabajos eventuales simplemente para conseguir algo de dinero para comer y seguir viajando, dormir a la intemperie la mayoría de las noches...,Pero era una vida libre, pues podía hacer lo que le viniera en gana, ir donde quisiera, conocer gente, vivir experiencias...,todo ello con su mochila y su guitarra a la espalda.

Una vez llegó lo primero que hizo fue localizar un parque para pasar la noche, pues hasta que consiguiera dinero aunque fuese para un hostal, aun le faltaba. Tenía lo justo para comer un par de días, y quien dice comer dice comprar algo de pan, agua y poco más. Al llegar al parque, le sorprendió que fuera tan amplio y tan hermoso, pero lo que mejor le venía eran los arbustos y los árboles que formaban bosquecillos y que le resultarían útiles para ocultarse y poder dormir tranquilo.

Se ajustó las cosas a la espalda antes de comenzar a caminar hacia una pequeña colina sobre la que crecían muy juntos algunos cerezos y arbustos pues, justo como pensaba, al pie de ellos había un claro perfecto donde podría refugiarse. Se internó entre los arbustos y dejó sus bártulos en el suelo con cuidado, estirándose después, algo cansado de llevarlos. Después se sentó al pie de uno de los cerezos, suspirando y cerrando los ojos.

-Bueno, podría ser mucho peor...-Se dijo a sí mismo, pues era lo que siempre se decía para continuar y animarse.

Después de un rato, alargó la mano para alcanzar su guitarra y sacarla de su funda, acariciando su pulida y negra superficie con mimo, pues era su amiga, su amante, su compañera de viaje y la cosa que más amaba en el mundo. Flexionó una pierna, las cuales estaban al descubierto pues solía viajar con pantalones cortos negros y una ancha camiseta de su anterior grupo de música, la cual dejaba su hombro al descubierto y tenía que ceñirla a sus caderas con un pesado cinturón metálico. Sus pesadas botas negras terminaban su particular y rockero atuendo.

Tomó la guitarra con mimo y comenzó a pulsarla para afinarla. Cuando estuvo lista, simplemente cerró los ojos y dejó que sus sentimientos e inspiración fluyeran a través de sus dedos, comenzando con una melodía a la que poco después acompañó con su voz, una voz hermosa y a la vez sentida, que demostraba la pasión que albergaba su interior.

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