Una Marca del Pecador [Reita]
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Dear Agony :: Ciudad :: Iglesia.
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Una Marca del Pecador [Reita]
Pensaba mientras caminaba por el ancho pasillo principal de aquella iglesia, que todo sería diferente. Nunca me había sentido en la necesidad de entrar a uno de este lugares, exceptuando cuando debía acompañar a mi madre los domingos durante mi infancia. Incluso los recuerdos de esa época se presentaban lejanos, pero sobre todo ajenos, como si en mi mente estuviese el recuerdo, pero no hubiera sido yo quien lo había vivido.
Mi mamá siempre me decía que era bueno estar cerca de Dios, porque él era quien nos ayudaría siempre que estuviésemos solos. Yo en cambio, pensaba que Dios era la mayor mentira de la humanidad, una mentira creada solo para no sentirse tan miserables y solos, para ocultar lo que a todos les daba miedo. No había nadie superior que creyera en nosotros, nadie que nos cuidara siempre. Siempre solos.
Pero ahora...
Me detuve cuando llegué frente a ese altar y me giré, viendo desde el frente el inmenso lugar. ¿Cuánto dinero se habrán gastado en hacer esa iglesia? Supuse que el dinero suficiente para hacer mas de diez casas a la gente que vive en la calle. Era esa la razón por la que la Iglesia no iba conmigo. Si es que dios realmente existía y estaba en todos lados, no era necesario que un cura tuviese una iglesia para hablar sobre él. Eso era como una dictadura de la mente.
No había gente, solo un silencio reinante, el cual para mi sorpresa se me hacía conocido. Recordé lo que había hablado con Reita, y una risa nerviosa se apoderó de mi. Al comienzo, pensé que el otro era un loco, pero era imposible negar esa sensación que tenía al estar cerca. Era como si solo quisiera alejarme, como si todo mi cuerpo le tuviera un odio desde siempre al suyo; pero en cambio, mi mirada no se podía apartar de la suya. Era un maldito vicio del cual no sabía qué esperar.
Di un pequeño salto, las campanas indicando el medio día estaban sonando, y solo pude suspirar. Era un día sábado y probablemente nadie mas viniese a la iglesia. "Religiosos cuando les conviene" pensé, riendo para mis adentros. Subí al altar y rodeé la mesa donde el cura hacía la misa, acariciando con mis dedos el lugar, para luego alzar la vista, encontrándome con la imagen un tanto shockeante de un hombre casi sin ropas clavado en una cruz. ¿Era real?
Sentí lástima, pena, un poco de nostalgia, como si eso fuese demasiado familiar a mi. Me acerqué involuntariamente, estirando mi mano para acariciar la madera fina con la cual esa cruz había sido hecha. Estaba cálida, era un calor agradable, como el abrazo familiar que solo una madre te puede dar.
Una voz en mi mente me hizo perder un poco el interés de esa sensación, para pasar mi atención hacia otra que estaba creándose en mi pecho. No estaba solo, y eso me alteró un poco los nervios. Quería estarlo, quería estarlo para ver si realmente era eso lo que yo era...
-Akira- susurré, sabiendo que era él. No me giré ni tampoco le busqué con la mirada, no era necesario. Era él.
Mi mamá siempre me decía que era bueno estar cerca de Dios, porque él era quien nos ayudaría siempre que estuviésemos solos. Yo en cambio, pensaba que Dios era la mayor mentira de la humanidad, una mentira creada solo para no sentirse tan miserables y solos, para ocultar lo que a todos les daba miedo. No había nadie superior que creyera en nosotros, nadie que nos cuidara siempre. Siempre solos.
Pero ahora...
Me detuve cuando llegué frente a ese altar y me giré, viendo desde el frente el inmenso lugar. ¿Cuánto dinero se habrán gastado en hacer esa iglesia? Supuse que el dinero suficiente para hacer mas de diez casas a la gente que vive en la calle. Era esa la razón por la que la Iglesia no iba conmigo. Si es que dios realmente existía y estaba en todos lados, no era necesario que un cura tuviese una iglesia para hablar sobre él. Eso era como una dictadura de la mente.
No había gente, solo un silencio reinante, el cual para mi sorpresa se me hacía conocido. Recordé lo que había hablado con Reita, y una risa nerviosa se apoderó de mi. Al comienzo, pensé que el otro era un loco, pero era imposible negar esa sensación que tenía al estar cerca. Era como si solo quisiera alejarme, como si todo mi cuerpo le tuviera un odio desde siempre al suyo; pero en cambio, mi mirada no se podía apartar de la suya. Era un maldito vicio del cual no sabía qué esperar.
Di un pequeño salto, las campanas indicando el medio día estaban sonando, y solo pude suspirar. Era un día sábado y probablemente nadie mas viniese a la iglesia. "Religiosos cuando les conviene" pensé, riendo para mis adentros. Subí al altar y rodeé la mesa donde el cura hacía la misa, acariciando con mis dedos el lugar, para luego alzar la vista, encontrándome con la imagen un tanto shockeante de un hombre casi sin ropas clavado en una cruz. ¿Era real?
Sentí lástima, pena, un poco de nostalgia, como si eso fuese demasiado familiar a mi. Me acerqué involuntariamente, estirando mi mano para acariciar la madera fina con la cual esa cruz había sido hecha. Estaba cálida, era un calor agradable, como el abrazo familiar que solo una madre te puede dar.
Una voz en mi mente me hizo perder un poco el interés de esa sensación, para pasar mi atención hacia otra que estaba creándose en mi pecho. No estaba solo, y eso me alteró un poco los nervios. Quería estarlo, quería estarlo para ver si realmente era eso lo que yo era...
-Akira- susurré, sabiendo que era él. No me giré ni tampoco le busqué con la mirada, no era necesario. Era él.
Uruha- Ángel de aire
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Re: Una Marca del Pecador [Reita]
- había estado vagando por la calle, la ciudad, todo estaba lleno de agua, la lluvia no había parado desde la noche anterior, ya era casi medio dia y parecía que no terminaría de llover, no almenos por ese día. Camino despreocupado por la calle principal hasta encontrarse con una gran iglesia católica, era extraño ver una tan grande en Tokyo ya que la mayoría eran o sintoistas, budistas o por algo cristianos. Tal vez muchos creerian que por su condición le era imposible entrar a uno de esos lugares pero al contrario era uno de los lugares donde mejor se podría sentir un demonio, caminó hacia aquel lugar-
- "Esperen", se dijo a si mismo mientras caminó a la entrada de aquel lugar, sonrío suavemente hacia sus adentros, era el no había duda- Takashima -dijo miientras entraba con sigilosidad a aquel recinto, caminó por el pasillo mirando todas aquellas cosas que la humanidad había aumentado a la creencia, rió suavemente, al estar cerca, miró como el otro toco la madera de la cruz donde yacia la imagen de Jesucristo, pensaban que los de su especia eran muy sadicos cuando reflejaban algo de aquella manera tan cruel.-
- lo escuchó nombrerle, tambien sintió la incomodida del otro, dudo ahora en acercarse- puedo irme si es lo que deseas, -dijo sin mas mientra guardo distancia esperando a que el otro le contestara, miro su espalda ese caractrístico aire en su nuca, levantando ligermente su cabello, su suave y hermoso cabello-
- "Esperen", se dijo a si mismo mientras caminó a la entrada de aquel lugar, sonrío suavemente hacia sus adentros, era el no había duda- Takashima -dijo miientras entraba con sigilosidad a aquel recinto, caminó por el pasillo mirando todas aquellas cosas que la humanidad había aumentado a la creencia, rió suavemente, al estar cerca, miró como el otro toco la madera de la cruz donde yacia la imagen de Jesucristo, pensaban que los de su especia eran muy sadicos cuando reflejaban algo de aquella manera tan cruel.-
- lo escuchó nombrerle, tambien sintió la incomodida del otro, dudo ahora en acercarse- puedo irme si es lo que deseas, -dijo sin mas mientra guardo distancia esperando a que el otro le contestara, miro su espalda ese caractrístico aire en su nuca, levantando ligermente su cabello, su suave y hermoso cabello-
Reita- Demonio de sombras
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Fecha de inscripción : 12/06/2012
Re: Una Marca del Pecador [Reita]
-No, no te vayas- Las palabras salieron calmadas, lejanas a ser un simple impulso. No había razón para que el otro se fuera, además, ¿quién era yo para echar a alguien de la casa de Dios? Pensamiento bastante irónico ese, pero en parte era cierto. Desde siempre me habían dicho que Dios era bueno, que miraba a todos por igual.
Mentiras.
-Sabes... este lugar me gusta, aunque nunca antes lo había hecho- Me giré en mi lugar, dándole la espalda a ese crucifijo de casi cuatro metros de largo. Como un hereje, aunque eso era a mi parecer.-¿a ti también te gusta?- Le sonreí y volví a rodear la mesa, quedando delante de ese altar, viendo directamente a Akira, con todo mi cuerpo, con cada célula concentrada en su aroma.
-por cierto, es cruel todo esto... - Abrí un poco los brazos, indicando que me refería al lugar, a las personas que iban ahí, pero sobre todo a la gente que había hecho eso. No era necesario un templo para estar cerca de Dios. Sólo hacían eso para infundir poder. Esas personas, pensé, eran las más alejadas de ese ser superior al cual decían venerar.
Regresé los brazos cerca de mi cuerpo, comenzando a caminar hacia Reita. Era más bajo que yo, detalle que no había notado, pero que despertó un aire de ternura, claro, sumado a lo que antes había pasado entre él y yo. Me sentía cruel, pero en ocasiones era necesario serlo. No me gustaba mentirle a la gente, mucho menos a la que parecía tener buenas intenciones.
-Supongo me debo disculpar... el egoísta en realidad soy yo.-Hablé mientras avanzaba por ese interminable pasillo, el cual estaba rodeado monótonamente por bancas de roble. -Siempre tiendo a alejar a las personas, es como natural en mí. Me da miedo crear lazos más fuerte, porque en realidad me da pánico verlos muertos luego... -Cerré los ojos y me detuve, a un par de metros del otro. Mis manos se fueron a los bolsillos de mi pantalón, mientras mis cabellos caían cubriendo parte de mi rostro.-Está bien así Akira; no quiero que te vayas, pero tampoco quiero que tú sientas más cosas que yo... ¿podemos ser amigos solamente?-
Había hablado demasiado, pero si no lo decía, luego me arrepentiría por no tener el valor. Era eso lo que pensaba, "amigos", me sonaba mucho mejor que conocidos, "amigos" era una palabra mucho más linda para recordar que un "teníamos sexo de vez en cuando". Fruncí el ceño; la mayoría de mis anteriores relaciones era así. Entonces, yo no tenía amigos por lo mismo, porque prefería satisfacer el cuerpo antes que mi espíritu. Necesitaba que eso cambiara, por el propio bien de mi estabilidad; la cual ya se estaba viendo alterada.
Necesitaba sentir que podía ser amigo de alguien sin necesidad de dar mi cuerpo a cambio.
Mentiras.
-Sabes... este lugar me gusta, aunque nunca antes lo había hecho- Me giré en mi lugar, dándole la espalda a ese crucifijo de casi cuatro metros de largo. Como un hereje, aunque eso era a mi parecer.-¿a ti también te gusta?- Le sonreí y volví a rodear la mesa, quedando delante de ese altar, viendo directamente a Akira, con todo mi cuerpo, con cada célula concentrada en su aroma.
-por cierto, es cruel todo esto... - Abrí un poco los brazos, indicando que me refería al lugar, a las personas que iban ahí, pero sobre todo a la gente que había hecho eso. No era necesario un templo para estar cerca de Dios. Sólo hacían eso para infundir poder. Esas personas, pensé, eran las más alejadas de ese ser superior al cual decían venerar.
Regresé los brazos cerca de mi cuerpo, comenzando a caminar hacia Reita. Era más bajo que yo, detalle que no había notado, pero que despertó un aire de ternura, claro, sumado a lo que antes había pasado entre él y yo. Me sentía cruel, pero en ocasiones era necesario serlo. No me gustaba mentirle a la gente, mucho menos a la que parecía tener buenas intenciones.
-Supongo me debo disculpar... el egoísta en realidad soy yo.-Hablé mientras avanzaba por ese interminable pasillo, el cual estaba rodeado monótonamente por bancas de roble. -Siempre tiendo a alejar a las personas, es como natural en mí. Me da miedo crear lazos más fuerte, porque en realidad me da pánico verlos muertos luego... -Cerré los ojos y me detuve, a un par de metros del otro. Mis manos se fueron a los bolsillos de mi pantalón, mientras mis cabellos caían cubriendo parte de mi rostro.-Está bien así Akira; no quiero que te vayas, pero tampoco quiero que tú sientas más cosas que yo... ¿podemos ser amigos solamente?-
Había hablado demasiado, pero si no lo decía, luego me arrepentiría por no tener el valor. Era eso lo que pensaba, "amigos", me sonaba mucho mejor que conocidos, "amigos" era una palabra mucho más linda para recordar que un "teníamos sexo de vez en cuando". Fruncí el ceño; la mayoría de mis anteriores relaciones era así. Entonces, yo no tenía amigos por lo mismo, porque prefería satisfacer el cuerpo antes que mi espíritu. Necesitaba que eso cambiara, por el propio bien de mi estabilidad; la cual ya se estaba viendo alterada.
Necesitaba sentir que podía ser amigo de alguien sin necesidad de dar mi cuerpo a cambio.
Uruha- Ángel de aire
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Re: Una Marca del Pecador [Reita]
- no habló en ningún momento mientras el otro se expresaba, miró con atención, detalles... cada uno de sus movimientos, con cada uno de estos, desprendía una partícula más de su aroma, dulce, suave, el aroma que se queda impregnado y difícilmente sale del pensamiento, escucho sus disculpas, sus palabras, su mirada, no pudo evitar acercarse, lo miró fijo y se quedo a un metro de distancia, suspiró y le toma del mentón, levanta su rostro y sonríe suavemente- Yo no busco en ti, que me entregues tu cuerpo, solo, busco lo que todos tienen y nunca he tenido. -dice mientras le mira fijamente y acaricia su mejilla con el dorso de la mano-
Amistad, cariño, sentir que no estoy solo. -dice mirándolo a los ojos- toda la vida he estado solo, creo que eso ha influido demasiado en como soy, en como quiero conseguir una pequeña pizca de cariño. -dice mirándolo a los ojos- no se que es el amor, tampoco quisiera saberlo, pero me gustaría saber lo que es el cariño. Creo que entre nosotros cariño, si puede haber, cuando estamos juntos y besas mi mejilla o me dedicas una mirada, me siento extraño siento gusto, creo que me siento un poco más importante, lo principal me siento acompañado. -dijo sin dejar de mirarlo-
El sexo es algo que el cuerpo siente ganas de satisfacerlo, placer, libido... pero todo eso es vano, extra, como quieran llamarle los humanos, es una necesidad corporal, los sacerdotes, deseo carnal, nosotros, deseo sexual. -dijo y desvió lento la mirada- Nos han hecho pensar en eso todo el tiempo, pero no siempre es lo que más importa, he vivido demasiado en la tierra y no e llegado a comprender ni en un 50% a los humanos, pero siempre he visto como comparten eso que se llama cariño, el tener un amigo que les ayuda en las noches de insomnio... de des consolación, en los fracasos y éxitos.
Quiero que tu seas eso para mi, quiero ser egoísta y mirarte solo a ti de esa manera, aunque seamos polos opuestos. -le vuelve a mirar esta vez haciendo su cabello a un lado descubriendo sus ojos-
Amistad, cariño, sentir que no estoy solo. -dice mirándolo a los ojos- toda la vida he estado solo, creo que eso ha influido demasiado en como soy, en como quiero conseguir una pequeña pizca de cariño. -dice mirándolo a los ojos- no se que es el amor, tampoco quisiera saberlo, pero me gustaría saber lo que es el cariño. Creo que entre nosotros cariño, si puede haber, cuando estamos juntos y besas mi mejilla o me dedicas una mirada, me siento extraño siento gusto, creo que me siento un poco más importante, lo principal me siento acompañado. -dijo sin dejar de mirarlo-
El sexo es algo que el cuerpo siente ganas de satisfacerlo, placer, libido... pero todo eso es vano, extra, como quieran llamarle los humanos, es una necesidad corporal, los sacerdotes, deseo carnal, nosotros, deseo sexual. -dijo y desvió lento la mirada- Nos han hecho pensar en eso todo el tiempo, pero no siempre es lo que más importa, he vivido demasiado en la tierra y no e llegado a comprender ni en un 50% a los humanos, pero siempre he visto como comparten eso que se llama cariño, el tener un amigo que les ayuda en las noches de insomnio... de des consolación, en los fracasos y éxitos.
Quiero que tu seas eso para mi, quiero ser egoísta y mirarte solo a ti de esa manera, aunque seamos polos opuestos. -le vuelve a mirar esta vez haciendo su cabello a un lado descubriendo sus ojos-
Reita- Demonio de sombras
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Re: Una Marca del Pecador [Reita]
Sus palabras para mi propio gusto sonaban extrañas, por ende no fui capaz de concentrarme del todo en ellas, mucho menos de sentirlas más allá de lo normal, ni tampoco hacerlas mías como para poder entenderle. Akira era un ser demasiado diferente a mi. Nuestras vidas eran como dos túneles paralelos pero que eran cubiertos por una tela negra, la cual de vez en cuando se hacía más transparente y nos permitía ver hacia el otro lado. Sólo de vez en cuando.
-Entonces... sólo estás buscando aumentar tu comodidad... -murmuré, como resumiendo todo lo que el otro había dicho en una sola frase, bastante más simple que todo lo que Akira había comentado. Estaba bien, el ser sincero podía estar bien, al menos en esos momentos sentía que algo que antes no había podido ver ahora se mostraba ante mis ojos.
-el sexo es algo que muchas veces se usa como muestra de cariño... la gente lo ve así en muchos casos- No sabía si hablar de eso era relevante, pero ya que el tema había salido a flote. En mi mente y en mi cuerpo, aunque había un rechazo hacia el otro, no creía que me molestara tener sexo. Akira era guapo, y mi mirada muchas veces se había ido simplemente a su cuerpo para imaginarlo; no era por morbo, si no simple curiosidad natural.
-¿Sólo a mi? -negué un poco, aunque no moví mucho mi cabeza para no hacer que apartara su mano- La gente egoísta, siempre tiende a desear que los demás seamos sólo para él, pero él a la vez, no es capaz de ser de una sola persona... No tienen derecho a pedir, porque ellos mismos hacen lo que no les gusta- ¿Eso me convertía en egoísta a mi también? Lo más sensato era pensar que sí; era egoísta al igual que todos. Al fin y al cabo, el altruismo dejó de existir hace mucho, aunque quizás nunca llegó a existir realmente; al igual que Dios, podría ser una falsa para controlar a la gente.
-Entonces... sólo estás buscando aumentar tu comodidad... -murmuré, como resumiendo todo lo que el otro había dicho en una sola frase, bastante más simple que todo lo que Akira había comentado. Estaba bien, el ser sincero podía estar bien, al menos en esos momentos sentía que algo que antes no había podido ver ahora se mostraba ante mis ojos.
-el sexo es algo que muchas veces se usa como muestra de cariño... la gente lo ve así en muchos casos- No sabía si hablar de eso era relevante, pero ya que el tema había salido a flote. En mi mente y en mi cuerpo, aunque había un rechazo hacia el otro, no creía que me molestara tener sexo. Akira era guapo, y mi mirada muchas veces se había ido simplemente a su cuerpo para imaginarlo; no era por morbo, si no simple curiosidad natural.
-¿Sólo a mi? -negué un poco, aunque no moví mucho mi cabeza para no hacer que apartara su mano- La gente egoísta, siempre tiende a desear que los demás seamos sólo para él, pero él a la vez, no es capaz de ser de una sola persona... No tienen derecho a pedir, porque ellos mismos hacen lo que no les gusta- ¿Eso me convertía en egoísta a mi también? Lo más sensato era pensar que sí; era egoísta al igual que todos. Al fin y al cabo, el altruismo dejó de existir hace mucho, aunque quizás nunca llegó a existir realmente; al igual que Dios, podría ser una falsa para controlar a la gente.
Uruha- Ángel de aire
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Re: Una Marca del Pecador [Reita]
- escucho claramente sus palabras mientras se recarga en una de las bancas de aquella inmensa sala- Tienes razón en lo que dices, aveces no nos conformmos con una persona, nuestra naturaleza es ser egoistas.
-se limitó a solo decir aquellas paabras mientras busco en sus bolsillos una cajetilla de cigarrillos- Y que te trajo por aquí, acaso ahora que sabes que eres un ángel, pretendes ser un devoto te ese hombre que yace en la crúz? -dice sonriendo apenas de lado colocando un cigarrillo entre sus labios mientras espera que responda su pregunta, hace un poco su cabello hacia atras buscando su mechero mientras dirije su mirada a los ojos del chico, aquel chico delgado de estatura relativamente más alta a la suya-
El que respete a la iglesia no impide que fume aquí, a ti te molesta? -dice con una sonrisa de medio lado mientras aun mantiene el cigarrillo entre sus labios mientras se queda cerca del chico -
-se limitó a solo decir aquellas paabras mientras busco en sus bolsillos una cajetilla de cigarrillos- Y que te trajo por aquí, acaso ahora que sabes que eres un ángel, pretendes ser un devoto te ese hombre que yace en la crúz? -dice sonriendo apenas de lado colocando un cigarrillo entre sus labios mientras espera que responda su pregunta, hace un poco su cabello hacia atras buscando su mechero mientras dirije su mirada a los ojos del chico, aquel chico delgado de estatura relativamente más alta a la suya-
El que respete a la iglesia no impide que fume aquí, a ti te molesta? -dice con una sonrisa de medio lado mientras aun mantiene el cigarrillo entre sus labios mientras se queda cerca del chico -
Reita- Demonio de sombras
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Re: Una Marca del Pecador [Reita]
-no tengo pensado cambiar mis creencias a estas alturas...no busco ganarme el cielo- me encogí levemente de hombros al mismo tiempo que seguía con la mirada sus movimientos, hasta que un poco de antojo nació en mi cuerpo al verle sacar un cigarro. Mantuve la vista en tal objeto, hasta que su segunda pregunta me hizo reír bajo.
-no hay motivos para que me moleste, creo que una cosa no tiene nada que ver con la otra- acabé sentándome en el borde de una de las bancas de madera de la iglesia, apoyando mi brazo en el respaldo y mi cabeza en mi brazo, mirando un poco ladeado, el panorama uniforme de la cerámica del piso. Crucé las piernas y suspiré, cerrando los ojos.
-Aveces trato de ponerme en tu lugar, ¿sabes? pero no hay forma, simplemente no logro comprenderte- hablé sincero; al final el mentir no era una de mis costumbres- podríamos crear un juego enfermizo... muchos lo hacen y yo alguna vez lo hice también, pero no vale la pena... ambos perderíamos más de lo que ganaríamos... -guardé silencio y estiré mi mano libre, tomando su cigarro con suavidad antes de atraerlo a mis labios, dando una calada suave pero profunda.
-Además... eres demasiado lindo como para mancharte- le devolví el cigarro, y me levanté, tomándolo por su brazo para comenzar a guiarlo hacia una de las puertas laterales de la iglesia, la que daba hacia una especie de patio interior.- yo no soy lo que parezco... no sé si realmente me pueda considerar buena persona-reí bajo, abriendo la imponente puerta para salir, respirando con un poco más de alivio al estar afuera, sintiendo el aire fresco.
-no hay motivos para que me moleste, creo que una cosa no tiene nada que ver con la otra- acabé sentándome en el borde de una de las bancas de madera de la iglesia, apoyando mi brazo en el respaldo y mi cabeza en mi brazo, mirando un poco ladeado, el panorama uniforme de la cerámica del piso. Crucé las piernas y suspiré, cerrando los ojos.
-Aveces trato de ponerme en tu lugar, ¿sabes? pero no hay forma, simplemente no logro comprenderte- hablé sincero; al final el mentir no era una de mis costumbres- podríamos crear un juego enfermizo... muchos lo hacen y yo alguna vez lo hice también, pero no vale la pena... ambos perderíamos más de lo que ganaríamos... -guardé silencio y estiré mi mano libre, tomando su cigarro con suavidad antes de atraerlo a mis labios, dando una calada suave pero profunda.
-Además... eres demasiado lindo como para mancharte- le devolví el cigarro, y me levanté, tomándolo por su brazo para comenzar a guiarlo hacia una de las puertas laterales de la iglesia, la que daba hacia una especie de patio interior.- yo no soy lo que parezco... no sé si realmente me pueda considerar buena persona-reí bajo, abriendo la imponente puerta para salir, respirando con un poco más de alivio al estar afuera, sintiendo el aire fresco.
Uruha- Ángel de aire
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Dear Agony :: Ciudad :: Iglesia.
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