Late night. [Aoi/Ruki]

Suspiré pesado y me adentré al bar con lentitud, acomodándome el sobretodo con un poco de pereza. Una vez dentro, dí un vistazo pausado al lugar con asombro reflejado en mi mirada, me sorprendí al ver lo lujoso que era, vaya que era hermoso. Hacía mucho tiempo que no encontraba lugares lujosos en esta ciudad; sin embargo, encontrar éste bar tan bien ordenado, me hacía sentir, de una forma u otra, en mi espacio.

A pesar de esto, me encaminé a la barra a paso lento, estaba cansado y sin energías. Me senté con pesadez en uno de los asientos de dicha barra, siendo atendido casi al instante. Sin dar vueltas pedí un vaso de cerveza, espero que así pueda recuperar mi ánimo y energías que se habían ido sin motivo que yo supiese.
Me dolía horrores las piernas y me sentía realmente mal; aunque claro, fue demasiado masoquista haber pedido una bebida alcohólica para empezar, más sabiendo que eso podría empeorar mi condición.

- Mn... debería cuidarme más. -Suspiré, apoyando mis codos en la barra y ocultando mi rostro en mis manos, mientras liberaba un último suspiro de cansancio y esperaba mi bebida a por venir.

Me había dedicado a pensar en el porqué me sentía así que, incluso, por poco me quedaba dormido por consiguiente de la falta de energía de mi cuerpo, hasta que la voz de una persona sentada al lado mio me despertó de mi objetivo. Por lo tanto, liberé a mi rostro del escondite de mis manos, viendo fijamente a aquel sujeto sin decir nada al respecto, sólo observando la pequeña sonrisa siendo adornada en su rostro.

Algo me decía que ésta persona era interesante, simplemente con su sonrisa pudo llamar un poco de mi atención, siendo que, para que una persona ocupe un mínimo de mi atención era realmente un reto. Aún así, clavé de lleno mis ojos en su sonrisa que, a pesar de ser pequeña, era demasiado... no lo sé.. ¿extraña?. Si, eso era. Extraña.
Rápidamente desvíe mi mirada hacia un punto sin especificar, tratando de mostrarme normal al querer ignorar mi malestar.

- ¿Te crees demasiado importante como para invitar a alguien que ni siquiera conoces? -Cuestioné, viéndolo luego de reojo con una tenue sonrisa mientras acariciaba mis brazos con mis manos, sin saber el porque un frío desconocido recorrió mi cuerpo, haciéndome temblar débilmente.

Escuché con atención todo lo que decía, observando con detenimiento todas sus acciones sin perderme realmente en las mismas, pero aun así algo hacía que mis ojos queden puestos fijamente y/o, incluso, descaradamente, en sus labios, cosa que me molestaba y provocaba que bajara un poco mi mirada, viendo mis pálidas manos entrelazándose. Nuevamente aquél frío volvió a hacer acto de presencia en mi cuerpo, haciendo que metiera mis manos en los bolsillos de mi abrigo, volviendo luego mi mirada y toda mi atención a aquella persona desconocida.

- ¿Sinceramente? ... sinceramente tu sinceridad es muy halagadora. -Expresé irónicamente, viendo fijamente sus ojos mientras suspiraba. Podía verlo a la perfección, puesto que mis lentillas azules me hacían ver más claro de lo que veía realmente... a veces ser una persona nerviosa tiene sus consecuencias.
Hice una mueca, aunque no quisiese mostrarme mal ante él me era inevitable, me sentía demasiado cansado. Aún así sonreí, asintiendo repetidas veces ante lo último dicho por él. - Gracias... -Fue lo único que pude decir antes de comenzar a toser, llevando automáticamente mi mano a mi boca, tratando de callar mi ruidoso malestar. - Lo siento, lamento si te aturdí. -Reí por lo bajo, volviendo a meter mis manos en mis bolsillos.

Sonreí de medio lado y lo miré con una ceja enarcada, acomodándome más en mi asiento para fijar con más profundidad mi vista en él, viéndolo, minutos después, directamente a los ojos con los míos entrecerrados.- Hoy en día la sinceridad no existe, y si llegara a existir...sería simplemente por casualidad o por conveniencia de uno mismo. -Expresé con seriedad y volví mi vista al frente, acariciando con suavidad mi cuello por sobre mi abrigo, sin querer que salga a la luz la piel del mismo.- Aún así, fingiré creerte. -Finalicé mi comentario, cerrando mis ojos por unos momentos.

No era por nada pero siempre estaba en la defensiva, no creyendo en lo que dice la gente a la primera "cita", por así decirlo. Sin embargo, volví a sonreír pero ésta vez con sinceridad, o eso pensaba, viéndolo de nuevo sin ninguna señal de ironía o sarcasmo en mi mirada.

Poco a poco sentía mi malestar alejarse un poco, o eso era lo que yo intentaba creer inútilmente. Tal vez lo que necesitaba era una simple e insignificante plática, pero no contaba con el hecho de platicar con alguien que a duras penas me decía su apodo; porque, por alguna razón, su nombre verdadero no me decía, cosa que poco me importaba de todas maneras. - Nh, dime Ruki. -Contesté, viéndolo beber de su bebida y viendo casi al instante mi vaso, sin tener, curiosamente, ganas de tomarlo.

Después de muchos minutos pensarlo me decidí por fin en agarrar mi vaso de cerveza, bebiendo del mismo en silencio y volviendo a ponerlo en su lugar luego. Volví mi vista a él al oírlo hablar nuevamente, asintiendo con una sonrisa a lo que decía. Es verdad, la sinceridad, aunque sea una mínima porción de ella, siempre está presente en nuestra vida, algunos la saben manejar involuntariamente, con cautela y/o reflexión; sin embargo, otros la usan por impulso, vehemencia o actuación. -Entonces si la hay, ¿me permitirías conocerla?. -Reí por lo bajo, negando por aquello tan ilógico, viéndolo luego con ambas cejas enarcadas en señal de sorpresa. -Pero... si llego a creerte no me creerías. Recuerda, estaré fingiendo. ¿Cómo sabrías si lo digo en serio o no?. -Volví a reír e hice una mueca sarcástica, ladeando leve mi rostro hacia un costado sin dejar de mirarlo con atención y sin borrar mi mueca.

A veces hablo de más, pocas veces a decir verdad, por eso, en algún cierto punto, me considero una persona con pocas palabras; aún así, tiendo a ser detallista y me enfoco a fondo en las expresiones y en lo que dice la gente que trata conmigo. Distinguir lo que uno quiere o no es demasiado fácil para mi, pero el saber el porqué de aquel objetivo me es difícil.
Siendo éste el motivo por el cual siempre me mantengo en la defensiva, tratando de mantener una cierta barrera entre mi persona y el exterior.

- Aoi.. - Murmuré y sonreí de lado, viendo la hora mediante el reloj que adornaba mi muñeca derecha. Vaya, si que el tiempo pasa rápido. En cualquier momento me tendré que ir, pero, realmente, no quería hacerlo, no ahora que por fin me sentía bien. Suspiré y volví a ingerir mi bebida, terminando la misma y colocando el vaso de nuevo en la barra, un poco desconcertado. -El clima está helado.. ¿no tienes frío?. -Pregunté con molestia y volví a acariciar mis hombros con intensidad, al parecer yo era el único que sentía aquel frío sofocante y eso me irritaba.

Suspiré pausado, bajando mi mirada en señal de indignación para luego verlo, minutos después, con un puchero infantil aunque fingido.- No soy para nada bueno buscando, Aoi. Ni mucho menos encontrando algo en concreto... -Cerré mis ojos en clara señal de molestia, sonriendo mientras acomodaba el cuello de mi abrigo y lo escuchaba hablar.- ¿Dudas creerme?. Ja, haces bien en dudar entonces. -Reí por lo bajo, viéndolo mientras volvía a meter, como siempre, mis manos en los bolsillos de mi sobretodo.


Lo miré en silencio tratando de saber que era lo que pensaba, viéndolo con curiosidad y ladeando, inconscientemente, la cabeza. Si bien desde que empecé a conversar con ésta persona me pareció alguien extremadamente extraña y... ¿Diferente?. Puede ser eso; era un tanto diferente a otras personas que había conocido en este lugar y, por lo tanto, obviamente me llamaba la atención.

Seguí viéndolo con aquella curiosidad característica en mi hasta que formuló su primera pregunta, haciéndome desconcertar y bajar mi mirada, parpadeando confundido. -¿Por qué me había quedado tan colgado viéndolo?. Maldición... -Pensé, molestándome conmigo mismo al tiempo en que volví a mi postura anterior, viéndolo de reojo y esbozando una leve sonrisa, un poco costada pero sonrisa a fin de cuentas.- Si, tengo demasiado frío... me sorprende que tu no sientas ese helado tan sofocante que yo siento. Pero, sumando que mi familia es muy friolenta, es algo común en mi.-Reí leve y luego negué a su siguiente pregunta, agradeciendo de todos modos.